Gastrónomos de todo el mundo reservan desde hace años su mesa más o menos un año antes para probar las innovadoras creaciones del gurú de la cocina molecular al precio de unos 200 euros por persona.El local, que desde 2002 es designado frecuentemente el "mejor restaurante del mundo" por la revista británica "The Restaurant", está actualmente abierto de junio a diciembre.
La próxima temporada, que comenzará el 15 de junio, está completa y las reservas para 2011 no podrán hacerse antes de diciembre de 2010. Situado a orillas del Mediterráneo, en Cala Montjoi, en Cataluña (noreste), el origen de El Bulli lo sitúan en 1961 una pareja de alemanes, cuando montaron un "chiringuito" en la playa.
Más tarde, convertido ya en un restaurante, acogió en 1975 al chef francés Jean-Louis Neichelm y un año más tarde recibió su primera estrella de la guía Michelin. Ferrán Adriá llegó en 1984, a los 22 años, para dirigir la cocina junto con Christian Lutaud. Convertido en copropietario del restaurante, desarrolló una cocina "técnico-conceptual" en 1994 y empieza a recibir múltiples premios.
Con tres estrellas Michelin desde 1997, propone platos vanguardistas como el "carmelo de aceite de oliva" o "raviolis helados de anís con toffee". Poco a poco, Adriá se impone como el papa de la cocina molecular, manipulando con destreza las emulsiones y pasando del estado sólido al líquido y al gas. En estos años también ha diversificado su actividad creando un servicio de cátering y con numerosas publicaciones sobre su cocina.
Pero también ha recibido críticas: en 2008, otro gran chef español con tres estrellas, Santamaría, lo acusó de abusar de los "gelificantes y los emulsionantes de laboratorio", que pueden ser "un problema para la salud pública". En 2009, el periodista y gastrónomo alemán Jörg Zipprick publicó un libro contra la cocina molecular en el que afirmaba que las técnicas de El Bulli fueron elaboradas por "industriales".
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